Morir....
"Dormir, morir, ir quién sabe a dónde..."
Durante milenios y siglos la muerte del hombre ha sido un proceso natural; sin embargo, la tecnología médica moderna la ha ido marginando y la excluido del círculo familiar, tratando de prolongar inútilmente su llegada.
La muerte es un hecho certero pero no sabemos en qué momento va a sorprendernos, y nos obliga en ocasiones a dejar nuestras metas inconclusas o asuntos pendientes sin resolver. Deberíamos, por tanto, sentarnos cómodamente a enfrentar esa realidad, planeando nuestra propia muerte, preguntándonos, por ejemplo, dónde quiero morir si padezco una enfermedad larga y desgastarte o un cáncer o hasta dónde quiero luchar y aceptar un tratamiento que sé no va a salvarme la vida.
La muerte suele ser paradójica. Para comprenderla, debemos primero entender y valorar la vida. Ahora bien, para valorar ésta, tenemos que aceptar la muerte. Así, en el sentido que cada uno de nosotros le dé a su existencia, podemos encontrar su significado: ¡aceptándola!
Durante milenios y siglos la muerte del hombre ha sido un proceso natural; sin embargo, la tecnología médica moderna la ha ido marginando y la excluido del círculo familiar, tratando de prolongar inútilmente su llegada.
La muerte es un hecho certero pero no sabemos en qué momento va a sorprendernos, y nos obliga en ocasiones a dejar nuestras metas inconclusas o asuntos pendientes sin resolver. Deberíamos, por tanto, sentarnos cómodamente a enfrentar esa realidad, planeando nuestra propia muerte, preguntándonos, por ejemplo, dónde quiero morir si padezco una enfermedad larga y desgastarte o un cáncer o hasta dónde quiero luchar y aceptar un tratamiento que sé no va a salvarme la vida.
La muerte suele ser paradójica. Para comprenderla, debemos primero entender y valorar la vida. Ahora bien, para valorar ésta, tenemos que aceptar la muerte. Así, en el sentido que cada uno de nosotros le dé a su existencia, podemos encontrar su significado: ¡aceptándola!
-Si dices que sin tus muertos no puedes seguir viviendo, no digas que es por que los amabas mucho, sino por lo mucho que los necesitabas y en verdad no es lo mismo amar que necesitar.
A pesar de que la muerte es el acto de soledad más absoluto, cuando nos enfrentamos a ella, ya sea la propia o la de un ser querido, es importante comprender que estar solo y la soledad no son lo mismo. El estar solo nos ofrece tiempo para pensar, descansar, leer, disfrutar la naturaleza, meditar, orar, pero, sobre todo, apreciarnos y conocernos a nosotros mismos, lo cual nos enriquece, da valor a nuestra vida y nos ayuda a trascendernos, superando los temores primitivos relacionados con pérdidas, cambios o muertes. El sufrimiento nos sirve en la medida en que nos ayuda a crecer, pero no si se vuelve destrucción.
Mi concepto de muerte se modifica con el transcurso del tiempo. Es un proceso intelectual que llega a los niveles más profundos de mi conciencia, y tiene que ver con mi autoconocimiento interior, mis creencias, mis experiencias y mi vocación. El sentimiento que tengo respecto a la muerte, intervienen miles de emociones como: amor, enojo, impotencia, agradecimiento, temor. Este ultimo forma parte de mi instinto básico de sobre vivencia.
-Si lo aceptas así, tal vez descubras, para tu crecimiento que tu vida consiste en ser tu vida.. Y no en la de otros.
Los seres humos somos diferentes y cada uno de nosotros es único, una composición de influencias múltiples e irrepetibles, por tanto enfrentamos los problemas de forma única y personal, y cuando la muerte se presenta, estos factores distintos determinan grandes diferencias en nuestra reacción.
-Que sentirías si miraras la muerte como otro nacimiento?
No comments:
Post a Comment